Cómo decorar la sala de estar con estilo

El gran error normalmente es escoger sofás demasiado grandes y pesados para espacios pequeños. Es mucho mejor comprar uno pequeño, donde quepan dos personas, y después añadir alternativas para sentarse. Cuando el espacio es demasiado grande, los sofás desproporcionados no funcionan porque crean una atmósfera poco acogedora al quedar la gente muy alejada los unos de los otros. Busca una distribución que invite a la conversación, que reúna a los asistentes, a base de sofás de tamaño medio. Si es necesario, crea más de un ambiente en tu salón jugando con varios sofás que delimiten esos espacios.

Esa es exactamente la idea para que una mesa de centro funcione: que permita que todo fluya... Tu recorrido del comedor hacia el sofá o del sofá a la cocina no puede tener un obstáculo incómodo y además con aristas que puedan lesionar tus rodillas. Asegúrate que entre cada elemento del salón haya un pasillo que permita el paso natural (sin tener que apartarse) y que su forma acompañe el espacio disponible. Si tienes un salón reducido, las mesas de centro redondas u ovaladas son más aconsejables para tu seguridad. Pero si dispones de espacio, puedes apostar por cuadradas o rectangulares, incluso jugar con varias mesas de centro de diferentes formar creando una composición interesante.

Sí, el tercer elemento imprescindible en una sala de estar es la iluminación. Te recomendamos una luz general, si puede ser una lámpara joya espectacular que caiga sobre la mesa de centro, mucho mejor. Pero no olvides también puntos de luz que ayuden a crear una atmósfera relajada o más íntima con lámparas de pie, o de mesa colocadas sobre algún mueble auxiliar. 

Si después de los 3 elementos básicos para tu sala de estar, todavía dispones de espacio suficiente, apuesta por acompañar el conjunto con una butaca en un rincón o dos asientos de forma simétrica... Pueden ser iguales o puedes mezclarlos para un look mucho más ecléctico y personal.

Si has escogido el sofá de tamaño adecuado, seguramente tendrás espacio a uno o a los dos lados, donde puedes colocar unas pequeñas mesitas donde podrás dejar apoyado el libro que estés leyendo o la copa de vino, y dejar así la mesa de centro más libre. Mira a tu alrededor, ¿algún rincón que ha quedado vacío o apagado? Añade una mesita o consola y juega con un espejo o cuadro. Añadir algún puff o banqueta al conjunto también funciona, siempre y cuando se siga cumpliendo con la norma de dejar espacio suficiente para disfrutar de la sala sin agobios...